Sigo corriendo, continuo huyendo, de esa sombra que se acerca a mi, no importa cuanto me aleje, siempre me alcanza, no importa cuanto llore o suplique que pare, nunca para. Pero no puedo continuar huyendo, no puedo seguir viviendo con miedo, acostarme pensando en lo que me depara esa oscuridad ese temor, ese temor que es en realidad inmaterial, producto de mi misma, de mi mente, de mis miedos. Tengo que tomar una decisión, continuar huyendo toda mi vida o enfrentarme a mi temor, decido parar, dejar de correr, permitir que esa sombra oscura se acerque a mi, comienzo a chillar, me enfrento a lo que más temo, hasta que esa sombra empieza a volverse gris, deja la oscuridad y finalmente se vuelve blanca, se que he ganado la batalla pero no la guerra, que ese miedo va a seguir ahí, pero al menos ahora se que tengo el poder para enfrentarme a él y ganarle, se que poco a poco lograré ganar la guerra. La expresión de mi rostro cambia, ya no tengo miedo a enfrentarme a mis miedos y justo cuando me doy cuenta despierto, sobresaltada, pero con una sonrisa en la boca.
comer chocolate hasta que no te entre mas, bañarte en la playa a la luz de la luna, disfrutar de la compañia de amigos, llevar tacones hasta que se te doblen los pies del dolor, derrochar dinero sin preocupacion, hacer apuestas sin sentido... que mejor momento para disfrutar que la juventud?
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viernes, 13 de abril de 2012
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